Enfermedades
Incluso para un erudito en piscicultura, nada hay más
complicado como el diagnosticar la enfermedad que sufre uno de los peces de ‘su
acuario. Es penoso actuar sin el conocimiento completo de lo que se desea
realizar.
Ante la inseguridad d un diagnóstico, lo más conveniente es
emplear el remedio de la enfermedad que más se asemeje a la que se crea que
padezca el pez. Esto en el caso de que no se desee llevarlo a un especialista
que pueda sacarnos de dudas, lo mismo que se hace con un perro o un gato amigo.
Si se logra acertar, aunque sea de forma aproximada, y el
pez aguanta los baños, seguro que se salvará. Sólo se precisa obrar con cierta
decisión, empleando correctamente los métodos a seguir en cada caso.
Como en todos los órdenes de la vida, y mucho más tratándose
de peces, siempre es más fácil prevenir que curar. Por ello es recomendable
tener en cuenta, principalmente, la correcta oxigenación, los cambios bruscos
de temperatura o su falta o exceso, la limpieza del agua y, sobre todo, la
alimentación.
Las enfermedades pueden hacerse dueñas de un acuario de
diversas maneras: por peces nuevos, por plantas no desinfectadas o por el
alimento vivo, producto de charcos y zanjas. Este último es muy difícil de
desinfectar, aun1 que aconsejamos añadir el agua del acuario una cucharadita de
sal común por cada cinco litros de agua. Con esto se conseguirá evitar en
muchos casos la reproducción de hongos. Asimismo, y sobre todo en los acuarios
de cría, conviene poner una gota de “tripaflavina” al 4000 por cada litro de
agua, o bien azul de metileno al 2 %.
Falta de oxígeno
Por lo general suele producirse por un acuario inadecuado,
falto de equilibrio o renovación de aire artificial inyectado por medio de
bombas. Acuarios reducidos con exceso de población donde los peces carecen de
libertad de movimiento, su alimentación en estos casos se hace muy dificultosa,
ya que el agua se contamina de impurezas.
La falta de oxígeno puede ser denunciada por los mismos
peces, especialmente los “carassius”, a los que se les ve nadando o
manteniéndose cerca de la superficie y en forma inclinada, no presentando sus
formas corrientes de accionar cuando el agua tiene las condiciones exigidas
para su vida en salud.
Exceso de oxígeno
Así como la falta produce trastornos graves en los peces, un
aumento del normal (que debe ser de 5 a 10 mg. por litro), llevado al doble o
más, produce la enfermedad conocida como “embolia gaseosa”
Si en un acuario las plantas trabajan bien y tienen como
complemento un aireador, puede resultar que, sometiendo el recipiente a la
acción de la luz solar, las plantas que tenían baja producción de oxígeno
aumentan el mismo, con la consiguiente saturación del agua. Los peces que
respiren en ese medio sufrirán pronto las consecuencias, pudiéndose notar en
sus cuerpos, y sobre todo en sus aletas, pequeñas burbujas que indican su mal.
Si esto no se llegara a detectar a tiempo, se producirá la muerte de los peces.
Pero si, por el contrario, el piscicultor lo advierte a su
debido tiempo, deberá inmediatamente trasladar a los peces a otro acuario con
agua normal. De esta manera, éstos tendrán grandes posibilidades de salvarse.
Por otra parte, el mismo acuario causante puede ser
mejorado, bastando con evitarle la luz solar, suprimiendo momentáneamente el
aireador y cambiando la mitad del agua por otra de igual temperatura, a fin de
que los peces puedan normalizar su vida.
Temperatura
Los peces pueden debilitarse por permanecer a una
temperatura inadecuada, por cambio brusco de la misma, bien al pasarlos de una
pecera a otra por cambio de agua más fría que la que contenía. Por tanto, hemos
de prestar la máxima atención al termómetro.
La temperatura idónea para acuarios que contengan peces
tropicales es de 23 a 25 grados centígrados, que equivalen en la escala
Fahrenheit, de 70 a 74 grados. Es decir, durante el invierno deberá mantenerse
esta temperatura de forma artificial, mediante el empleo de aparatos
especiales, los cuales se suprimirán durante el verano Si es posible, el
acuario habrá de tenerse en lugares interiores, a fin de que esté menos
expuesto a las continuas variaciones climáticas. Sin embargo, tanta cautela
sólo es precisa para los ejemplares tropicales, los cuales generalmente son
costosos y difíciles de adquirir
Por otra parte, los peces sufren rápidamente las variaciones
térmicas y su temperatura animal es, en general, un grado superior a la del
medio ambiente. Por esto, cuando se calienta el agua de los ríos o los mares,
ciertos peces buscan la temperatura que les conviene en la profundidad
Cuando se cambie el agua de un acuario, la que se renueve
tendrá una temperatura superior en dos grados a la del mismo.
Hemos de tener en cuenta que los peces son animales de
sangre fría, cuya temperatura va en concordancia con el medio en que viven. Los
peces, en su hábitat natural, han vivido por muchas generaciones a una
temperatura determinada, la cual el cuidador ha de conocer, a fin de mantenerla
en sus peceras, ya que los órganos y tejidos del pez están perfectamente
adaptados a ella
Si se cambia de forma brusca la temperatura del agua, los
peces no pueden aclimatarse inmediatamente. Por tanto, su organismo sufre
serios trastornos, lo que da como resultado la reducción notaria de su
vitalidad, así como la falta de resistencia a las diversas bacterias que pueden
atacarles, produciéndose en algunos casos la muerte de los ejemplares, sobre
todo la de los débiles por sí mismos.
Al efectuar cambios de agua, es absolutamente imprescindible
mantener bien a la vista el termómetro, además de seguir fielmente las
siguientes explicaciones:
Cuando se desee reducir la escala “Fahrenheit” a Centígrado,
se empleará la fórmula 5/9 (F-32)=C
Alimentación
Una de las enfermedades más generalizadas en los peces es la
constipación producida, por lo general, por una alimentación inadecuada o poco
variada.
Dicha enfermedad es fácil de reconocer, ya que el pez se
hincha en su parte ventral. Sus movimientos se tornan mucho más lentos, se
produce un cruzamiento en las escamas y, sobre todo, una ausencia absoluta de
materia fecal. Si la enfermedad es descubierta a tiempo, sólo bastará con
aislar al pez afectado en una pecera con buena aireación, administrándole
pulgas y toda clase de alimento vivo en abundante.
También puede utilizarse otro procedimiento, consistente en
coger el pez con una red de muselina, y mediante una jeringa llena de aceite de
ricino, se le echará un chorro en la boca, teniendo la suficiente paciencia y
dedicación hasta asegurarse de que el animal ha ingerido algo. Si no se obtiene
el éxito deseado, puede repetirse la operación, aunque antes es aconsejable
dejar descansar al pez durante unos minutos. En caso de que aún no haya sido satisfactoria
tal práctica, pueden emplearse medios más drásticos. Por ejemplo, se prepara
agua en una pecera aparte o cualquier otro recipiente apropiado y se calienta
hasta obtener una temperatura ligeramente superior a 10 grados centígrados de
la que tenía el acuario en que vivía el pez enfermo. No obstante, tal
temperatura no debe sobrepasar nunca los 30 grados centígrados.
Sólo con mucha dedicación y práctica podrá detectarse que un
pez del acuario presenta anormalidades, producto de una enfermedad cuya
consecuencia podría ser grave, haciendo necesario su aislamiento inmediato y
tratándolo con los medios corrientes, tales como baños de sal, permanganato,
aumento de temperatura, etc. Por otra parte, sólo se devolverá al pez al
acuario o pecera cuando se tenga la completa seguridad de que éste se haya
mejorado (cosa bastante fácil de observar).
Asimismo, existe cierta relación entre el alimento, la
temperatura del agua y su oxigenación Todo animal, bien sea de tierra o de
agua, vive por una serie de reacciones químicas complejas y equilibradas. La
principal de todas estas reacciones y de la cual dependen las demás, consiste
en una lenta combustión del carbono y del oxigeno. El primero es absorbido por
el animal por la comida, y el segundo lo es por sus pulmones o por sus
branquias.
Esta transformación química o fenómeno, se denomina
metabolismo es activado como toda combustión, por medio de combustible; cuanto
más oxígeno, más calor. Si uno de los factores aumenta, los otros deberán
aumentar en proporción, A modo de ejemplo, hemos de señalar que un pez privado
de alimento morirá más rápido a 28 grados centígrados que a 26; por
consiguiente, también morirá antes con agua excesivamente oxigenada que con un
agua normal El calor y l oxígeno consumen el alimento y los tejidos más rápidamente.
De igual manera, un exceso de alimento sin calor y oxígeno consumido
ocasionaría en el pez trastornos similares.
Cuanto más caliente es el agua, menos oxígeno contiene, de
manera que para conservar l equilibrio en una pecera aumentando Ja temperatura,
habrá que aumentar también el alimento y el oxígeno.
Esto se puede hacer aumentando el número de plantas,
intensificando la luz o reduciendo el número de peces, aunque lo último es lo
más seguro. La experiencia fructificará poco a poco.
Sin embargo, a los noveles hemos de hacerles algunas
sugerencias:
·A).- Como se dijo con anterioridad, no se debe poblar
excesivamente una pecera o acuario, aunque éste sea aireado artificialmente.
·B).- Las plantas habrán de ser frescas y vigorosas.
·C).- Se limpiará el acuario, retirando municiosamente los
desperdicios, al menos una vez a la semana.
Aleta dorsal
Si un pez presenta su aleta dorsal replegada y sus
movimientos carecen de vigor, es muestra ineludible de anormalidad. La aleta
dorsal de un pez sano es desplegada en sus movimientos, aunque no hay que
confundirlo, observándolo si está excitado.
Branquitis
Es la inflamación de las branquias a causa de que el pez ha
estado en un acuario falto de oxigeno y ha tenido que esforzarse por respirar.
Transferir el pez a otro acuario poco profundo y airearlo artificialmente,
dándole alimento vivo y vegetal.
Si unas enfermedades se deben a parásitos, otras débense a
la calidad del agua. Así, los salmones sufren el ensanchamiento de la glándula
tiroides por falta de yodo en las aguas, cosa que se manifiesta por una línea o
punto rojo sobre el piso de la boca, cerca del segundo par de arcos
branquiales, Basta añadir unas soluciones pequeñas de yodo en el agua donde
viven o en su alimento.
Cataratas
La causa es orgánica y puede tratarse secando el ojo y
limpiándolo con un algodón, con la siguiente mezcla: una parte de yodo u nueve
de glicerina, se baña el ojo con una solución de ácido bórico y finalmente, se
deja caer sobre el ojo dos gotas de protargol al 1 por ciento.
Costiasis
La causa de esta enfermedad es un parásito, costia, que vive
en el mucus de la epidermis. Se manifiesta por manchas opacas en el cuerpo,
igual que en las escamas. El tratamiento más común es un baño de sal o
introducir el pez en un recipiente de vidrio, que contenga 5 litros de agua y 5
gotas de formalina al 40 por ciento; luego de introducido en el pez, se añaden
10 gotas más, una cada minuto. El baño no excederá de 10 minutos
Frío
Si un pez, en lugar de nadar, se mantiene quieto y los
movimientos los realiza por medio de ondulaciones del cuerpo, es que sufre frío
por algún cambio brusco de temperatura y no lo soporta.
Hongos
En el agua existen gran cantidad de hongos de color
blancuzco que cubren con su pelusa los restos de la comida, etc. Estos hongos
son del género Saprolegna, y naturalmente, no atacan a los peces vivos, más así
tienen alguna herida, ésta se cubre de hongos que en ciertos casos pueden
invadir todo el cuerpo, provocando la muerte.
El aspecto de un pez atacado por hongos presenta manchas
blancuzcas sobre el cuerpo o sobre las aletas, de forma y tamaño irregular.
Cuando un pez es atacado por hongos no hay que aislarlo, salvo que esté muy
debilitado, pues existen especies de saprolegnas en todo el acuario y no
contaminará a los demás, sino están lastimados.
Vale más evitar la enfermedad que curarla, y para ello es
preciso tener el acuario muy limpio y quitar los restos de comida. Evitar los
cambios bruscos de temperatura, separar las especies cuyos machos sean
peleadores y puedan lastimar a los demás.
Ictioftiriasis – – PUNTO BLANCO –
Esta enfermedad produce serios trastornos en los ríos y en
los acuarios. Fue descubierta en Alemania en 1896.
Se distingue por un núcleo en forma de herradura, sin que
sea necesario el microscopio para determinarla. Puede introducirse en un
acuario por la comida viva, las plantas, los mismos peces y el agua. En Jo que
se refiere a las plantas o comida viva, sólo son peligrosos si han estado en
agua que contenía peces enfermos.
Los síntomas de esta enfermedad son:
unos puntitos blancos y abultados sobre las aletas. Estas
pústulas cubren rápidamente a todo el pez, acabando por matarlo La enfermedad
se desarrolla del siguiente modo los parásitos que nadan libremente en el agua
se posan sobre los peces y traspasan su piel, que termina por transformarse en
un verdadero colador Las aletas pierden sus membranas y el pez adelgaza y
muere.
Los parásitos, después de permanecer en la piel de los peces
vuelven al agua, donde se multiplican de manera que ahora es el agua la
transmisora de la contaminación. Las especies más delicadas sufren
irremediablemente, otras, como ciertas variedades de ovíparos, curan sin
tratamiento alguno.
El mejor de los remedios: se hace preparar Indigestión
Hidropesía en una farmacia una solución de permanganato de
potasio al 1/1.000. En 1 litro de agua se vierte 1 cc. de esta solución. Se
pezca al pez enfermo con la red y se le aplica aquella con un pincelito suave,
evitando sobre todo tocar las branquias, siempre en el sentido de las escamas.
Luego, se coloca al pez en un acuario con agua nueva y se repite la operación
todos los días hasta la curación total. En el mercado se encuentra un producto
altamente eficaz del laboratorio
Bonacqua – ” Contrapunto “
Indigestión
Se manifiesta por presentar el pez el vientre hinchado y la
ausencia total de materias fecales. Generalmente, la produce un abuso de
alimento seco. Se trata al pez con una purga y alimento vivo y vegetal.
Hidropesía
Esta enfermedad no tiene cura, ya que proviene de una
degeneración cardiada o renal, motivada por toxinas paralizantes, sean de
origen fermentativo, tumoral o parasitario.
Humo de tabaco
Que el acuario esté en local cerrado puede ser perjudicial
para los peces Sabemos que para quitar el mal olor del tabaco basta con colocar
una vasija con agua, que lo absorberá, y al día siguiente el olor habrá
desaparecido. Naturalmente, un acuario hace las veces de vasija.
Como la ceniza del tabaco es un abono natural, sirve para
las plantas del acuario, aunque este sistema no es muy recomendable.
Tuberculosis
Esta enfermedad ataca a los peces de acuario mal alimentados
y faltos de ventilación artificial. La produce un bacilo y sus síntomas son
ojos hundidos, falta (le apetito y enflaquecimiento progresivo. Debe llevarse
el pez a un acuario bien plantado, con abundante sol y alimento vivo.
Vejiga natatoria
Los trastornos de la vejiga natatoria son de origen orgánico
y suelen tener como causa una mala alimentación, indigestiones, o haberse mantenido
al pez en temperatura baja por un tiempo más o menos prolongado.
Los principales síntomas son los siguientes:
comportamiento anormal, flotar con la cabeza hacia abajo,
nadar con movimientos ondulatorios del cuerpo, yacer en el fondo, intentar subir
a la superficie para volver a caer; dar vueltas sin lograr recobrar su posición
normal…
Es difícil su curación, aunque puede intentarse colocando al
pez en un acuario con poca agua, y un poco de sal, elevar la temperatura,
aireación artificial y alimentarlo con pulgas de agua o tubifex.
Remedios preventivos y curativos
Azul de metileno
Entre los más conocidos y usados, podemos citar los
siguientes:
Se utiliza en los casos en que se note que hay peces
atacados de saprolegnia o ictioftiriasis, para lo cual se preparará una
solución de azul de metileno al 5 por ciento, utilizándose una o dos notas por
cada 5 litros de agua, que tomará un color azulado.
Cloruro de sodio
O sal común, sal de cocina, preferentemente gruesa, siendo
la que debe usarse en los baños de sal, empleada como preventivo, especialmente
en los acuarios que contengan mollienisias, en la proporción de 2 cucharas de
té al ras, por cada 4 litros de agua, cosa que no perjudica ni a plantas ni a
peces.
Si se observan con frecuencia peces atacados por hongos
puede aumentarse esa dosis en la misma cantidad de sal para 2 litros de agua.
Baños de sal
Se usan para curar los hongos con bastante buen resultado.
En ese caso, se coge una taza grande o, en su defecto, otro recipiente
cualquiera, y se echa agua y sal en proporción de que al probarla, antes de
meter al pez, tenga un sabor salino no muy fuerte luego, con una red
proporcionada al tamaño del pez, se le sumerge durante un rato, y luego se mete
en la misma pecera o en otra preparada con anterioridad,
Este baño se repetirá todos los días hasta notar que el pez
se desprende de los hongos y sus movimientos ya son más suelos.
Agua oxigenada
Se usa en los casos en que se observan formaciones extrañas
en la piel de los peces, sobre sus escamas o sus aletas. La proporción es de
175 cc. por 10 litros de agua. Los baños deben durar de 10 a 15 minutos.
Ácido acético
Este baño, que no durará más de 1 minuto, da siempre
excelentes resultados. La solución es de dos grados por litro de agua. Se deja
descansar una semana antes de dar otro baño.
Clorhidrato de quinina
Este es un remedio muy conocido, El tratamiento es muy
sencillo, así como su preparación se diluye el clorhidrato de quinina en la
proporción de 1 gramo por 40 litros de agua. Este producto es soluble en el
agua, lo que no ocurre con el sultado de quinina. Por otra parte, no ofrece
peligro alguno para los peces, que pueden permanecer en dichas solución durante
varios días.
Debe extraerse más o menos un cuarto de litro todos los días
durante una semana, de manera que el acuario vuelva progresivamente a su estado
natural.
Mercurocromo
Este antiséptico se usa para los peces como para las plantas
antes de ser colocados en el acuario. Puede usarse sin temor alguno en acuarios
ya poblados y plantados, mediante una gota por litro y medio de agua, de una
solución de mercurocromo al 2 por ciento. En plantas solas se usará una gota
por litro.
Purgas
Los peces se purgan utilizando una miga de pan embebida en
aceite de ricino o halibut. También se usan las lombrices de tierra a trocitos,
en los que se habrá introducido una jeringa hipodérmica con el aceite de
ricino.
También puede sumergirse al pez en una solución de sulfato
de magnesia, pero por breve tiempo si se observa malestar intestinal. Se
aconsejan enemas de aceite o sulfato, si bien son difíciles de administrar y
peligrosas.
Verde de malaquita
En casos de hongos, puede utilizarse una solución acuosa de
verde de malaquita en proporción de 1/15.000, en la que se meterá el pez
durante 10 a 30 segundos. Si un baño no da resultado, se repetirá cada 2 o 3
días, sin olvidar que la temperatura del baño ha de ser igual a la del acuario.
Sergio M. F yBressan, Luis A – Acuaristas*[M.Ar]*- Indicar
la fuente
https://enciclopediaanimal.wordpress.com/enfermedades-de-peces-y-los-remedios/
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