Bajo la apariencia serena y
tranquila que presentan los peces, encontramos seres vivos que, al igual que
otros animales, sufren trastornos. Por norma general, estos acuáticos amigos
toleran las condiciones ambientales artificiales en las que viven, que por el
contrario, son diferentes al hábitat natural en el que deberían estar.
Cada pez necesita un espacio
propio para desarrollarse. Si este requisito no se cumple y, además, se mezclan
diferentes especies, no todos los ejemplares disfrutarán de circunstancias
idóneas para mantener perfecta su salud. Cambios bruscos en la temperatura del
agua y otras situaciones adversas provocan estrés en el pez y reducen su
esperanza de vida. Estas incidencias obligan a todos los órganos de su cuerpo a
trabajar más para poder garantizar su supervivencia.
¿Qué provoca el estrés?
Son muchos los factores que
desencadenan el estrés en los habitantes del acuario. Añadir agua no tratada a
la pecera puede resultar un serio problema para el animal. La causa: el cloro o
cloramina, elemento tóxico para los peces. Una temperatura inadecuada, ya sea
fría o demasiado caliente, también puede hacer enfermar a nuestros amigos.
Lo mismo ocurre con los derivados
del nitrógeno: amonio, nitrito y nitrato, que al poseer distintos grados de
toxicidad, se convierten en una elevada fuente de estrés. Es imprescindible que
midas regularmente los niveles del acuario. Casi todas las enfermedades
aparecen porque las condiciones del agua no son las adecuadas.
Es muy común que los propietarios
quieran tener una variada y colorida pecera y mezclen unas especies con otras.
A veces, ésto constituye un grave error. Combinar peces pacíficos con peces
agresivos provocará que los primeros sufran un alto nivel de estrés por
sentirse acosados por los segundos a lo largo de todo el día. Además, hay
especies que se comunican a través del cuerpo y es muy posible que otra especie
diferente no reconozca estas señales corporales, generando peleas continuas.
Cómo diagnosticar esta dolencia
Sólo te harán falta unas semanas
de convivencia con tus amigos acuáticos para comprobar que cada ejemplar se
comporta de una manera diferente: unos permanecerán inmóviles frente a otros
que no pararán de nadar. Unos descansarán en el fondo y otros cerca de la
superficie.
La mayoría de las enfermedades o
patologías de los acuarios las puedes detectar mediante la observación. Es
fácil comprobar que algo le está sucediendo a tu pez, ya que su forma de actuar
será diferente a la manera que tiene de comportarse normalmente.
Un poco de estrés no es demasiado
peligroso pero, si por diferentes motivos la patología va creciendo, la
capacidad para resistirlo irá disminuyendo considerablemente. Te describimos
los síntomas que te mostrarán que tu mascota se encuentra enferma de estrés:
* Tu pez rechazará la comida
habitual. Por el contrario, si sigue alimentándose, no lo hará de la misma
manera que cuando tenía buena salud.
* Encontrarás a tu pez cerca de
la superficie con la boca abierta para respirar, ya que la concentración de oxígeno
es mayor en la superficie, y un agua con poco oxígeno estresa mucho a los
peces.
* Presentará una natación
irregular e intentará aislarse o esconderse por los rincones del acuario para
evitar ser visto.
* Aletas mordidas o heridas por
su cuerpo. Probablemente la causa sea que esté sufriendo agresiones de otros
peces.
* El pez presenta enfermedades:
hongos, parásitos, etc. Si tu pez enferma es un signo de que padece estrés.
* Falta de reacción si pretendes
atraparlo con una red.
Aunque parezca a simple vista que
tu mascota se encuentra sana, recuerda que un pez estresado es un pez dispuesto
a contraer todo tipo de enfermedades. Son muchos los factores que pueden
producir este malestar: intenta evitarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario